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Decálogo para seguir ‘la dieta más saludable’

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1) Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición:

Se trata del aceite más utilizado en la cocina mediterránea. Es rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. Este alimento representa un ‘tesoro’ dentro de la dieta mediterránea, y ha perdurado a través de siglos entre las costumbres gastronómicas regionales, otorgando a los platos un sabor y aroma únicos.

2) Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres, champiñones y frutos secos:

Las verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan, al mismo tiempo, una gran cantidad de agua. Es fundamental consumir 5 raciones de fruta y verdura a diario. Gracias a su contenido elevado en antioxidantes y fibra pueden contribuir a prevenir, entre otras, algunas enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

3) El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y, especialmente, sus variantes integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria:

El consumo diario de pasta, arroz y cereales es indispensable por su composición rica en carbohidratos. Nos aportan una parte importante de energía necesaria para nuestras actividades diarias.

4) Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados:

Es importante aprovechar los productos de temporada ya que, sobre todo en el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor.

5) Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogurt y quesos:

Nutricionalmente los productos lácteos se presentan como excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc) y vitaminas. El consumo de leches fermentadas (yogur, etc.) se asocia a una serie de beneficios para la salud porque estos productos contienen microorganismos vivos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.

6) La carne roja se tendría que consumir con moderación y, si puede ser, como parte de guisos y otras recetas:

Las carnes contienen proteínas, hierro y grasa animal en cantidades variables. El consumo excesivo de grasas animales no es bueno para la salud. Por lo tanto, se recomienda el consumo en cantidades pequeñas, preferentemente carnes magras, y formando parte de platos a base de verduras y cereales.

7) Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación:

Se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo una o dos veces a la semana ya que sus grasas – aunque de origen animal- tienen propiedades muy parecidas a las grasas de origen vegetal, a las que se les atribuyen propiedades protectoras frente enfermedades cardiovasculares. Los huevos contienen proteínas de muy buena calidad, grasas y muchas vitaminas y minerales que los convierten en un alimento muy rico. El consumo de tres o cuatro huevos a la semana es una buena alternativa a la carne y el pescado.

8) La fruta fresca tendría que ser el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente:

Las frutas son alimentos muy nutritivos que aportan color y sabor a nuestra alimentación diaria y son también una buena alternativa a media mañana y como merienda.

9) El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo:

El agua debe ser la bebida fundamental en nuestra dieta. Respecto al vino, se trata de un ‘alimento’ tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.

10) Realizar actividad física todos los días es tan importante como comer adecuadamente:
Mantenerse físicamente activo y realizar cada día un ejercicio físico adaptado a nuestras capacidades es muy importante para conservar una buena salud.

10 errores de principante que cometes en el gym

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1) CREER QUE SÓLO QUEMAS GRASA A LOS 30 MINUTOS DE ENTRENAR

El único tipo de ejercicio durante el cual el cuerpo prácticamente no quema grasa es en el anaeróbico intenso, por ejemplo, cuando esprintas. En cualquier otra situación, quemas grasas desde el primer minuto. «En el ejercicio aeróbico, el organismo utiliza como combustible tanto los hidratos de carbono como las grasas», explica Luis María De Molina, gerente de Polideportivos y Fitness Cronos de Madrid. Al inicio del entrenamiento, el cuerpo se abastece principalmente de los hidratos de carbono almacenados.El metabolismo alcanza su máxima estimulación cuando te encuentras entre el 65 y el 75% de tu capacidad cardiaca máxima (para calcularla, réstale tu edad 220). También sabrás que te hallas en el punto óptimo si eres capaz de mantener una conversación mientras te ejercitas. «A este ritmo, tu cuerpo estará quemando grasas desde el principio. Eso sí, a medida que termines con las reservas de glucógeno el porcentaje de grasas irá creciendo», indica.Por otro lado, cuanto mejor sea tu estado de forma, mejor oxigenación y, por tanto, mayor porcentaje de grasas invertirás. «Así que entramos en un círculo vicioso: cuanto más entrenes, más grasas quemarás; y cuanto más grasas quemes, más aguantarás entrenando», añade De Molina. En resumen, el entrenamiento destinado a quemar grasas exige invertir el 80% del tiempo en ejercicios aeróbicos y el 20% restante en anaeróbicos.

2) DONCE CRECE EL MÚSCULO, DESAPARECE LA GRASA

¡Ya nos gustaría! «Sólo dispones de un único metabolismo, así que no puede quemar grasa sólo de un sitio determinado», explica De Molina. Por tanto, la grasa desaparece por igual de todas las partes del cuerpo, y se nota más en la piel más fina, por ejemplo, en la cara.

3) PARA CONSEGUIR UN SIX-PACK HAY QUE HACER MUCHOS ABDOMINALES

Lo sentimos, pero es mentira. La clave para lucir abdominales reside en el porcentaje de grasa: estos músculos se vuelven visibles sólo cuando éste es inferior al 14%. «Pero los hombres almacenamos más grasa en la barriga», apunta el especialista. «Además, con el entrenamiento abdominal apenas se quema grasa«, añade.El motivo: para quemar mucha energía hay que trabajar el mayor número de músculos posible. Por eso, para lucir abdominales hay que realizar tanto entrenamiento de fuerza como de resistencia y cuidar mucho la alimentación. «Eso no significa que no se deban hacer abdominales, estos ejercicios son esenciales para mantener la postura y para casi cualquier movimiento tanto dentro como fuera del gimnasio. Además, por qué no decirlo, una pared abdominal bien desarrollada luce más», aclara De Molina.

4) CORRER DAÑA LAS ARTICULACIONES

¡Es justo lo contrario! Correr ayuda a prevenir el desgaste de las articulaciones. «El movimiento favorece la fluidificación del líquido de las articulaciones y aumenta el flujo de nutrientes hacia los cartílagos», especifica el experto. Aun así, los principiantes deberían empezar poco a poco: entre 15 y 20 minutos de carrera de fondo es un entrenamiento más que suficiente durante el primer mes y, si quieres incrementarlo semana a semana, procura no aumentar más del 15% cada vez. Así evitarás sobrecargar la musculatura y los tendones. Las personas con sobrepeso (con un Índice de Masa Corporal superior a 30), patizambas o con las piernas en forma de «O» deberían optar por caminar en lugar de correr.

5) DEMASIADO MÚSCULO ATROFIA EL CUERPO

Sólo es cierto en contadas ocasiones, caso de los culturistas, que sólo se centran en aumentar el volumen creando masas musculares muy por encima de las necesidades reales. Pero, en general, un entrenamiento de fuerza equilibrado ayuda a mejorar la movilidad. «Es muy importante que no descuides ningún grupo muscular y que aproveches todo el radio de movimiento en cada ejercicio», recalca el experto.Además, en nuestro día a día solemos encorvarnos inconscientemente, porque la musculatura del pecho, abdominales y los flexores de las caderas tienden a contraerse al ejercitarlas. Por eso no hay que olvidarse de ejercitar los músculos extensores de la columna y demás grupos musculares de la espalda para compensarlo. Otra manera de contrarrestar este efecto consiste en realizar estiramientos de los grupos musculares encogidos.

6) ESTIRAR DESPUÉS DE ENTRENAR NO SIRVE DE NADA

¡Todo lo contrario! «Un ligero estiramiento después del entrenamiento ayuda a aliviar la tensión muscular, mejora la movilidad a largo plazo y permite que la musculatura se regenere más rápidamente», asegura De Molina. Estira los grupos musculares grandes lentamente, y mantén la postura entre 10 y 20 segundos. Para estirar bien los pectorales, por ejemplo, colócate al lado de una pared, estira el brazo en perpendicular al cuerpo y flexiona ligeramente el codo hasta que notes cómo se estira la musculatura del pecho.

7) HACER CARDIO ES LO MEJOR PARA PERDER PESO

Mentira. Levantar pesas es igual de provechoso. «En un entrenamiento de cardio se queman entre 600 y 800 calorías por hora, prácticamente las mismas que en el de pesas», aclara el especialista. Procura no descansar demasiado entre las repeticiones y las series (entre 30 y 60 segundos) para evitar que el pulso se desacelere. En cualquier caso, la mejor manera de perder peso es combinar ambos tipos de entrenamiento.

8) SUDAR ES SÍNTOMA DE UN BAJO ESTADO DE FORMA

Al contrario. «Los deportistas bien entrenados sudan más porque cuentan con una mejor regulación térmica», asegura De Molina. «Sudar más o menos sólo se debe a cuestiones genéticas».

9) PARA PERDER PESO HAY QUE SUDAR

Craso error. Sudar no tiene nada que ver con quemar grasa. «Con el sudor, lo único que pierdes es agua y nutrientes», aclara el especialista. Por eso, es muy importante compensar la pérdida de líquidos lo antes posible para no desfallecer. Por ejemplo, un hombre de 80 kilos de peso pierde unos 800 mililitros de sudor durante media hora de ejercicio intenso. Si quieres conocer tu pérdida de líquidos, pésate antes y después del entrenamiento: cada gramo perdido corresponde a un mililitro de líquidos corporales evaporados.

10) ENTRENAR UNA VEZ A LA SEMANA NO SIRVE DE NADA

¡Claro que merece la pena! Los principiantes pueden mejorar su rendimiento con sólo una hora a la semana. En cambio, los que se encuentran en una fase más avanzada deberían incrementar la regularidad a dos o tres veces por semana. Sea como fuere, una vez a cada 7 días es mejor que ninguna y basta para mantener la condición física y no perder las ganas de continuar moviéndote. Y esto sí que no es un falso mito.

Diez errores de gimnasio: por esto no adelgazas

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Aunque decidimos empezar el curso con buenos hábitos, no nos apuntamos al gimnasio y, otra vez, se nos ha echado el tiempo encima. No solo no hemos perdido los kilos que pensábamos, sino que hemos ganado alguno más. No hay tiempo que perder, de hoy no pasa: me calzo las mallas de fitness y me voy a la sala de máquinas. Cinta, bicicleta, abdominales para un vientre plano, oblicuos para recuperar la cintura y alguna clase aeróbica para perder peso rápido: ¿zumba?, ¿spinning?… ¿Y por qué no las dos? Sí, así es como pensamos la mayoría cuando vemos que no entramos en la ropa de la temporada pasada y nos resistimos al aumento de talla. Y este es el primer error: dar por hecho que somos capaces, de un día para otro, de practicar deporte durante horas como si tal cosa. Pero no es el único. Aquí le contamos los diez fallos de gimnasio más comunes, aquellos que frenan su evolución física.

1. Pagar por adelantado en el centro deportivo. Cristian García, director técnico del centro de electro-fitness y fisioterapia BodyOn, nos advierte del peligro de los “contratos candado» en los gimnasios, que obligan al desembolso se vaya o no, incluso aunque presente informes médicos. “Antes de decidir si se queda o no en el gimnasio que ha elegido, hay que informarse sobre el plan de entrenamientos que le van a proponer, si será atendido periódicamente por un entrenador y las fechas en que podrá evaluarlo. Debemos elegir un centro que esté cerca de nuestro lugar de trabajo o residencia, si no queremos abandonar a la primera de cambio», expresa.

2. Pensar que en unas semanas veremos resultados sorprendentes. Efectivamente, esto es un error que frena que adelgace, pues genera frustración. Como asegura Ángel Merchán, director de la empresa de entrenamiento personal Homewellness, hay dos problemas implícitos: «El primero es que el cuerpo necesita tiempo para adaptar los estímulos que le damos con el entrenamiento para que se produzcan mejoras, y el segundo es que al ir con esa mentalidad nos vamos a desmotivar rápido, al no ver los resultados esperados, y querremos abandonar. Los efectos se observan por trimestre (serán significativos) y dependen del nivel de condición física que ya tuviera anteriormente».

3. Entrenar menos de dos días a la semana. O no ser constantes. De lo que se trata es de ser regulares en nuestra forma de hacer ejercicio. Beatriz Solís, entrenadora de fitness y gerente de uno de los gimnasios femeninos de la cadena Curves, confirma que la constancia y los buenos hábitos son la clave. «En nuestros centros recomendamos 30 minutos 3 veces por semana. Se necesitan de 10 a 12 semanas para crear un hábito y, a partir de ahí mantenerlo: esa es la clave del éxito». Cristian García puntualiza: «Hay que programar días y horas para ir a entrenar, y tratar de hacer de esta actividad una rutina sagrada». Y Ángel Merchán corrobora: “Todo depende cada persona, el Consejo Americano de Medicina Deportiva (ACSM) recomienda un mínimo de 3 días a la semana de ejercicio cardiovascular vigoroso y 2 días de fuerza. A partir de aquí, cada persona debe adaptar la cantidad de ejercicio y la intensidad del mismo a su nivel y a sus circunstancias personales. En mi experiencia, con 2 días a la semana se pueden conseguir resultados, pero lo ideal es llegar a 4 o 5”.

4. Limitarse a las abdominales para lograr un vientre plano. No conseguirá un vientre plano por hacer 100 abdominales diarias. “Ejercitar una zona determinada no ayuda a perder grasa de esa zona en concreto, como han demostrado numerosos estudios. Se consigue mejorar el tono general y su fuerza. Afinar el abdomen depende fundamentalmente de la pérdida de grasa, y para ello hay que realizar un entrenamiento enfocado al gasto calórico y combinarlo con una alimentación adecuada que genere un cierto déficit calórico, es decir, gastar más calorías de las que ingerimos”, nos dice Ángel Merchán.

5. Comer lo que le dicta su entrenador personal. «Debemos mantener siempre una dieta equilibrada, variada y hacer 5 comidas al día. Todos sabemos cuáles son los alimentos que no nos convienen (azúcares, grasas malas, alcohol…)”, advierte Beatriz Solís. Y si el peso que queremos perder es importante, acudiremos a un experto, pero nunca dejaremos que un entrenador nos haga una dieta. «Por lo general (aunque no todos), los instructores deportivos tenemos nociones de nutrición, pero no somos profesionales de algo tan delicado como esto. Podría ser contraproducente”, valora Cristian García, que continúa: «Aconsejo precaución con los productos que ofrecen los gimnasios para quemar grasas, eliminar líquidos o aumentar masa muscular, podría comprometer órganos internos [consulte antes con su médico]. Nunca reemplazaría una comida por un batido durante largos periodos de tiempo”.

6. Burlarse de las pesas: «¡Eso es de musculitos!». Ángel Merchán asegura que en procesos de pérdida de peso, además del entrenamiento cardiovascular para quemar calorías y la alimentación adecuada, se requiere de entrenamiento de fuerza. Esto se debe a que la mejora en nuestra masa muscular va a incrementar el metabolismo, que por otro lado se está ralentizando con la perdida de peso y el déficit calórico. De este modo, conseguiremos que el adelgazamiento sea sostenible. “Hacer solo ejercicio aeróbico [cinta, correr, caminar…] no nos ayuda a elevar el metabolismo, que es el motor quema grasas del cuerpo. Un entrenamiento completo de fuerza y aeróbico es lo que nos va a permitir una figura armoniosa”, comenta Beatriz Solís.

7. Sobrevalorar su fuerza. “El peso que movemos debe estar adaptado a nuestra fuerza, de manera que podamos ejecutar el ejercicio de forma técnicamente correcta. Retorcerse en la máquina o con las pesas solo aumenta el riesgo de lesión sin conseguir un mejor resultado», advierte Ángel Merchán. “Un grupo muscular tiene la fuerza que tiene, cuando cambiamos la postura para mover más es porque el músculo en cuestión no puede, y lo que hace es buscar la ayuda de otros para completar el movimiento. Para levantar los glúteos, ejercicios como las sentadillas, el peso muerto y hip thrust (elevarlos tumbado en el suelo) son perfectos”, añade.

8. Mantener la misma intensidad en la bicicleta durante 40 minutos. Las cintas y bicicletas estáticas pueden ser herramientas perfectas para entrenar. Lo importante es qué hacemos con ellas. Por ejemplo, como narra Ángel Merchán, el entrenamiento continuo (40 minutos en bici estática al mismo nivel) tiene menos efectividad que si se hacen cambios de ritmo o sprints, en relación con la pérdida de grasa. «Si lo queremos es ‘moldear’, realizaremos ejercicios de fuerza después del calentamiento y antes que el cardio, con una clase colectiva tipo zumba o spinning», agrega. Aunque aquí hay que tener muy en cuenta lo que señala Cristian García, de BodyOn: “Escogeremos una clase colectiva según nuestro rendimiento. Muchas personas se apuntan a spinning sin estar preparadas, físicamente, para ello”.

9. No estirar tras el entrenamiento. Si supiéramos la de lesiones a largo plazo que se provocan por falta de estiramiento después del ejercicio, no dudaríamos ni un segundo en hacer este gesto. Se recomienda realizar estiramientos manteniendo la posición de tensión durante 20 segundos sin hacer rebotes. Actividades como yoga y pilates integran el trabajo de flexibilidad en sus rutinas y pueden ser interesantes como complemento al entrenamiento cardiovascular y de fuerza», indica Ángel Merchán. “Los estiramientos ayudan a aliviar la tensión muscular, mejoran la movilidad a largo plazo y permiten que la musculatura se regenere más rápidamente. Vamos a aumentar en un 19% los beneficios del entrenamiento”, confirma Beatriz,

10. Practicar siempre la misma rutina, y no descansar. Un error muy común es mantener la misma rutina de entrenamiento durante demasiado tiempo. En opinión de Ángel, el cuerpo se adapta y deja de provocar mejoras. «Debemos variar el entrenamiento cada 4 o 6 semanas como máximo. Otro error frecuente en gente que está bastante en forma y entrena habitualmente es no respetar el descanso. El cuerpo necesita detenerse para poder asimilar el entrenamiento. Si no reposamos una o dos veces en semana, corremos el riesgo de ‘sobre entrenarnos’, y conseguir lo contrario a lo que buscamos: empeorar nuestra condición física”, concluye.

Los errores que te alejan del six-pack

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A pesar de que son los principiantes los que mayor riesgo tienen de cometer errores, tú tampoco deberías confiarte por llevar tiempo entrenando. Los siguientes 3 errores son más comunes de lo que crees y, probablemente, también una de las causas que te impiden tener un six-pack bien definido. Así que seas principiante o todo un experto en el arte de hacer abdominales, harías bien en evitar…

No cometas el error de hacer a medias los ejercicios. Así, en lugar de hacerte un favor, dejas de trabajar el músculo en su totalidad y te arriesgas a sufrir una lesión. Es mejor reducir la intensidad y hacer el ejercicio con una técnica perfecta. ¿Tampoco puedes? ¡Pues entonces empieza con ejercicios más sencillos!

Es un error muy común utilizar la propia inercia para hacer un ejercicio. El peligro: de este modo cuesta mucho controlar el ejercicio y aumenta el riesgo de lesión. Precisamente los crunches clásicos se ejecutan a menudo de forma incorrecta. Cuando bajes, no te limites a dejarte caer sobre la espalda. El tronco debe bajar poco a poco hasta que los hombros casi lleguen a tocar el suelo.

Es importante hacer pausas durante el entrenamiento para que los músculos recuperen su capacidad de contracción. Pero si estas pausas son demasiado largas, la musculatura se enfría y luego necesita algo de tiempo para calentarse otra vez. El problema: para calentarse gasta una energía muy valiosa que quizá necesites luego durante el entrenamiento. Intenta descansar menos tiempo entre series y de este modo también terminarás antes de entrenar.